Un deseo ardiente de ser y de hacer es el punto inicial desde el que el soñador debe lanzarse. Los sueños no están hechos de indiferencia, pereza, ni falta de ambición. Napoleón Hill

viernes, 26 de noviembre de 2010

Cuentos sufies


¿Quién a quién?

Un hombre que había estudiado en muchas escuelas de metafísica se presento ante Nasrudin. Describió en detalle en cuales había estado y que había estudiado para demostrar que merecía ser aceptado como discípulo.
"Espero que me acepte o, al menos, que me exponga sus ideas -dijo-, puesto que he empleado tanto tiempo estudiando en esas escuelas."
"!Que lástima! -exclamo Nasrudin-, usted ha estudiado a los maestros y sus enseñanzas. Lo que tendría que haber sucedido es que los maestros y las enseñanzas lo estudiaran a usted. Entonces si habríamos tenido algo interesante".



La importancia del bosque
Todos los maestros dicen que el tesoro espiritual es un descubrimiento solitario.
¿Entonces por qué estamos juntos? -preguntó uno de los discípulos a Nasrudin, el maestro sufi.
Ustedes están juntos porque un bosque siempre es más fuerte que un árbol solitario -respondió Nasrudin-. El bosque mantiene la humedad del aire, resiste mejor a un huracán, ayuda a que el suelo sea fértil.
-Pero lo que hace fuerte a un árbol es su raíz. Y la raíz de una planta no puede ayudar a otra planta a crecer.
-Estar juntos en un mismo propósito, es dejar que cada uno crezca a su manera; éste es el camino de los que desean comulgar con Dios.
Paulo Coelho
La historia del cerrajero
"Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda. Cuando llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo se presentó al rey y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra su marido para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día. El rey consideró justa esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración. El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía fielmente sus postraciones sobre ella.
Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo había conseguido, él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices. Un buen día vio que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero. Cuando se dio cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la información que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias. Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros. También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan: ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave.
Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche, donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera escapar. Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos y todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron."
(Cuento tradicional sufí y recopilado por Idries Shah. También incluido en el excelente libro de Don Richard Riso y Russ Hudson, titulado "La Sabiduría del Eneagrama" Edit. Urano.)
El cuento de las arenas.
Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas.
Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:
"el Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río"
El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto. "Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino"
-¿Pero cómo esto podrá suceder?
"Consintiendo en ser absorbido por el viento". Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad. "¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?" "El viento", dijeron las arenas, "cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río"
-"¿Cómo puedo saber que esto es verdad?"

"Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente no es la misma cosa que un río."
-"¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?"
"Tú no puedes en ningún caso permanecer así", continuó la voz. "Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, aún hoy, porque no sabes qué parte tuya es la esencial." Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento. También recordó --¿o le pareció?-- que eso era lo que realmente debía hacer, aún cuando no fuera lo más obvio. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia. Reflexionó:"Sí, ahora conozco mi verdadera identidad" El río estaba aprendiendo pero las arenas susurraron:"Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña" Y es por eso que se dice que el camino en el cual el Río de la Vida ha de continuar su travesía está escrito en las Arenas.

Esta hermosa historia es corriente en la tradición verbal de muchas lenguas, circulando casi siempre entre los derviches y sus discípulos. Fue transcripta en la obra "La Rosa Mística del Jardín del Rey" de Sir Fairfax Cartwright, publicada en Gran Bretaña en 1899. La presente versión es de Awad Afifi el Tunecino, que murió en 1870.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Para tener Autoconsciencia

Autoconciencia

La autoconciencia significa tener un profundo entendimiento de nuestras emociones, fortalezas, debilidades, necesidades e impulsos. Las personas con una fuerte autoconciencia no son demasiado críticas ni tampoco tienen esperanzas irreales. Más bien, son honestos consigo mismas y con los demás. Aquellos con un alto grado de autoconciencia reconocen cómo sus sentimientos los afectan a sí mismos, a otras personas y al desempeño en el trabajo. Así, una persona autoconsciente que sabe que las fechas límite despiertan lo peor de sí misma, planea su tiempo cuidadosamente y realiza su trabajo con anticipación.

Una persona con un alto nivel de autoconciencia será capaz de trabajar junto con una persona exigente. Entenderá el impacto de éste en su temperamento y las razones profundas de sus frustraciones. Una persona así entenderá que "las exigencias triviales de las personas que nos apartan del verdadero trabajo que debe llevarse a cabo". Irá un paso más adelante y desplazará su furia hacia algo más constructivo. La autoconciencia se extiende al entendimiento que cada persona tiene de sus valores y metas.

Una persona altamente autoconsciente sabe hacia dónde se dirige y por qué, y por ello es capaz de ser firme a la hora de declinar una oferta de trabajo tentadora en el aspecto financiero que no es acorde con sus principios y metas de largo plazo. ¿Cómo puede uno reconocer la autoconciencia? En primer lugar, ésta se presenta como desprevención y habilidad para evaluarse a sí mismo en forma realista. Las personas con alta autoconciencia son capaces de hablar en forma abierta y precisa, aunque no necesariamente de forma efusiva, acerca de sus emociones y del impacto que éstas tienen en su trabajo.

Autoconsciencia por Daniel Goleman

La Inteligencia Emocional comienza con la autoconciencia. El término conciencia se usa para distinguir, entre las funciones mentales, las características que se refieren tanto al llamado estado de conciencia, o para designar los procesos internos del hombre de los que es posible adquirir conciencia, y es en este último sentido que se utiliza el término autoconciencia. En el primer caso, la conciencia es vigilancia o estado de alerta y coincide con la participación del individuo en los acontecimientos del ambiente que le rodea, sin embargo, la autoconciencia no es una función tan simple y directa como pudiera parecer a primera vista, y menos respecto a nuestras emociones. Si digo, por ejemplo, que estoy molesta, tal vez lo esté, pero podría ser también que esté equivocada, debido a que en realidad tenga miedo, esté celosa, o que sienta ambas cosas.

Cotidianamente debe mantener activada la Atención Consciente para poder dar respuesta a la siguiente pregunta ¿Cómo hago para tener una conciencia exacta de lo que me está ocurriendo (en el cuerpo) y qué estoy sintiendo (en la mente)? A esta pregunta responde el principio de la autoconciencia, primer paso de la Inteligencia Emocional, porque ésta sólo se da cuando la información afectiva entra en el sistema perceptivo.

Llego el Momento de activar la ATENCIÓN CONSCIENTE y empezar a mirar las manifestaciones exteriores de exaltación interior como algo absolutamente natural y común. Comprender que no matan, y saber positivamente que la conciencia les va quitando el poder a esas señales. Si una persona tiene poca autoconciencia o conocimiento de sí misma, ignorará sus propias debilidades y carecerá de la seguridad que brinda el tener una evaluación correcta de las propias fuerzas.

Las personas que tienen autoconciencia también pueden ser capaces de energizar a los demás, de comprometerse y confiar en quienes desarrollan una tarea con ellos.

AUTOCONSCIENCIA PARA LA ACCION

La aventura más importante que el Ser Humano puede emprender en su vida, es la de conocerse a sí mismo. Desde tiempos remotos los filósofos griegos decían cosas como: “Conócete a ti mismo y conocerás al mundo”, Mientras m
ás sé menos sé”, o “Lo que realmente sé, es que no sé nada”.

Estamos acostumbrados a vivir de una manera robótica e impulsiva según nuestros patrones genéticos y/o culturales. Dichos patrones nos enseñan a buscar las “respuestas correctas” fuera de nosotros; pero la realidad de la vida nos enseña que muchas respuestas que buscamos en el exterior se encuentran en nuestro interior.


Conocerse cada día un poco más, para lograr mayor éxito en la vida cotidiana. Al conocernos más, sentimos la necesidad de cambiar para mejorar y esto nos impulsa a encontrar la ruta para despertar de nuestro largo sueño y descubrirnos quiénes somos realmente para actuar con nuestra verdadera Misión Personal, que nos estimula a vivir con pasión el presente y nos impulsa a un mejor mañana; ir en la dirección correcta, sin permitir que nuestras falsas creencias o nuestro entorno limitador y ciego nos desvíe.

La Autoconciencia suministra herramientas sencillas, prácticas y de aplicabilidad inmediata, que nos ayudan a desarrollar los sentidos para potenciar nuestra capacidad de observar y percibir el mundo para estar más despierto, alerta y poder así expandir nuevos niveles de conciencia y responsabilidad tanto individual como social, que nos permite descubrir quiénes somos y a dónde vamos. Una vez teniendo claro el punto de partida (en dónde estás, la tierra preparada) y el punto de llegada (hacia dónde vas, la cosecha), necesitas iniciar el proceso de cambio con coraje y con un auténtico compromiso personal. La Autoconciencia nos permite aclarar nuestra Visión personal y si adicionalmente utilizas las técnicas apropiadas alcanzarás el éxito.


¿QUE ES LA CONCIENCIA?

La conciencia del hombre está compuesta por todo aquello que él conoce con lo que ha estado en contacto a través de las experiencias adquiridas durante su vida. El mundo externo divide la conciencia en: Subconciencia, donde están obtenidas todas las experiencias del pasado, las cuales yacen profundamente enterradas influyendo dentro de su naturaleza; la Conciencia, que comprende las experiencias del presente, y la Superconciencia, o desenvolvimiento superior, por cuya adquisición el hombre está luchando. La conciencia es propiedad única de cada corriente de vida individual, y es la única actividad que no puede ser robada o destruida. Por lo tanto, aquello que el hombre construye en su conciencia mediante la contemplación y esfuerzo, le pertenece para toda la eternidad. Por eso hay un axioma metafísico que dice "Lo que le pertenece por derecho de conciencia no puede serle quitado".

Durante su vida, el hombre posee tres distintos tipos de conciencia:

1) La Conciencia Individual, que es el conocimiento o conciencia de existir y de ser un toco de Luz inteligente; con poder para hacer uso de sus energías, sus facultades y su libre albedrío, con el cual debe crear y dirigir un plan de vida individual.

2) La Conciencia de Masas, en la cual todo pensamiento y sentimiento, toda virtud y vicio emanado contribuye a reforzar en esa "conciencia grupal" tal o cual cualidad en particular.

3) La Conciencia del Ascendido maestro, en la cual la autoconsciente inteligencia del individuo usa de las facultades creativas de pensamiento, sentimiento y la palabra hablada para crear, por voluntad propia y consciente, solamente aquello que es perfecto, cuando desee o se proponga crear algo